Desde tiempos inmemoriales se ha hecho muy buen cine desde el punto de vista infantil, quiero decir, siendo el narrador de la película el niño protagonista (El tambor de hojalata, Leolo, Alemania año cero o, por poner otro ejemplo más, El imperio del sol), pero bajo el título de El erizo, no es la niña, quien narra toda la historia, la protagonista, sino la portera del edificio donde vive.
Ya, únicamente esto, me creó ciertas reticencias a seguir viendo el largometraje, y no fallé (aunque terminé de verla). Una niña demasiado inteligente para su edad (¿superdotada? ¿hipermadura pero con las chiquilladas en mente que tiene cualquier adolescente de su edad?) vive en un edificio de burgueses donde tienen contratada a una portera que en apariencia es sosa, seca, insulsa e inculta (pero que en el fondo es todo lo contrario). De repente, un buen día, llega un nuevo inquilino al edificio cambiando el destino de ambas féminas, un japonés muy salao que bajo mi punto de vista, nada tiene que ver la nacionalidad con el personaje.
Por lo tanto, la historia de la verdadera protagonista recae en la portera del edificio, Renée Michel (y no en la niña como parece ser al comienzo del film) que, bajo mi humilde opinión, es el personaje que más interesante me ha parecido y el que más me ha gustado, tanto su historia como la interpretación de la actriz. La niña, simplemente, es un mero calzador que ni siquiera es necesario a mitad de la historia pudiendo desaparecer perfectamente de la película en ese momento y centrándose ésta en el personaje Renée Michel (por poner un ejemplo, lo que muy bien hizo Sidney Lumet en Network cambiando todo el peso del largometraje que cargaba Peter Finh en un principio, en los hombros de los supuestos personajes secundarios hasta la primera parte, William Holden y Faye Dunaway). En cuanto al nuevo inquilino del edificio, me resulta una banal excusa para la resurrección de nuestra portera aunque necesario para esa nombrada resurrección, que bien podía haber sido japonés, chino, español o argentino, sólo que al ser japonés, queda mucho más guay poner a los protas a ver Las hermanas Munekata en V.O. que yo qué sé... Torrente.
No es que haya salido defraudado del cine, simplemente, un poco estafado. No sé si en el libro en el que se basa la directora tendrá los mismos personajes (supongo que sí, evidentemente), pero lo que sí sé, es que no me gustaría leer un libro como el que he visto esta noche.