lunes, 28 de septiembre de 2009

El manuscrito encontrado en Zaragoza


Alucinante obra fílmica rodada por el polaco Wojciech Has, basada en la novela que escribiera el también polaco Jan Potocki. Cuenta las aventuras y desventuras de un capitán de las tropas napoleónicas en tierras mañas, con destino a Madrid, donde se cruza con dos princesas moriscas que le seducen y conquistan poniéndole distintas pruebas para demostrar que es el marido elegido. La película se divide claramente en dos partes; la primera es más oscura y terrorífica, mucho más mística y mágica que la segunda parte, que se centra en el humor y en las aventuras trepidentas de trotamundos por la España del XIX.
La primera parte me parece sublime, tanto el mosaico de personajes como las imágenes, el terror que infunde y que consigue infundir el director, o las propias historias dentro de las historias dentro de la historia. Indudablemente, esta primera parte se ve con determinación y con intriga, con ganas y con interés. La segunda parte da paso a unas historias dentro de una historia mucho más picarescas (me atrevo a definirlas así) donde el humor y los más variopintos personajes y circunstancias hacen presencia. Esta parte se me hizo un poco más pesada y aburrida, pero aún así me seguía intrigando el final de nuestro capitán de las tropas napoleónicas Alfonso van Worden.
No tengo ni idea de cómo será el libro, pero al ver la película, debe ser una mezcla entre Las mil y una noches y el Decamerón. La película me parece altamente recomendable, pero aviso que dura tres horitas, y aunque hay partes que pueden hacerse pesadas, creo que las actuaciones, las imágenes y los planos de la película, con un blanco y negro que le otorga mayor dramatismo y misticismo, junto con las historias dentro de la historia, merecen mucho la pena para cualquier amante del cine.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Muerte Swing

El panorama musical (como el cinematográfico o el literario en sus respectivos campos) no ahonda en publicitar esos grupos de música que prestan buenos sonidos a oídos ya acostumbrados a demasiadas cosas típicas y demasiados grupos malos. Es cierto que dentro de estas afirmaciones podríamos detenernos durante unas cuantas horas y con una buena taza de café dilucidar sobre qué es bueno, qué es malo o si lo más consumido es de buena calidad o de mala calidad, o si la percepción de cada cual es más erudita u objetiva que el que tiene enfrente... Pero no negaran que es sublime, casi orgiástico, tropezarse de vez en cuando con un buen grupo de música, y más aún si es nacional (para que luego digan que no hay nivel en España). Es grandioso, por tanto, descubrir joyas en bruto o pulidas, ya sean auditivas, ya sean visuales, ya sean táctiles, olfativas, gustativas... Disfrutemos, pues, durante veinte minutos;