miércoles, 30 de abril de 2008

Henry David Thoreau

Una de las cosas que más me sorprendieron de la vida de este escritor, filósofo y naturalista, fue que renunció a pagar impuestos a su país, USA, porque dichos impuestos financiaban la guerra contra México. A raíz de este percance, escribió su obra La desobediencia civil, pero no sé hasta qué punto la desobedeció, ya que le condenaron a unos días de prisión por su negación a pagar impuestos (algo parecido, pero salvando las distancias, a lo que le ha pasado al tito Wesley Snipes), aunque supongo que lo "permitió y/o aceptó" por su condición de ciudadano y el rol que ello exige, todo ese rollo del deber ser y la sociedad y tal y pascual.

Thoreau merece la atención de mi artículo y su total protagonismo no sólo por ese dato biográfico que tanto me asombra y divierte (en el sentido más didáctico posible), sino también por una de sus obras más poéticas y brillantes, vinculada a la naturaleza, campo en el que fue un erudito y un verdadero apasionado.

La obra se llama Colores de Otoño, y como bien diría un amigo mío, este libro se podría resumir en una única frase; "un cuadro impresionista plasmado en letras".

Es un libro mágico, un libro en el que el autor nos narra y nos muestra un otoño (estadounidense) al que apenas somos conscientes, un otoño extraño y melancólico, un otoño inaudito...

Y es que... Seamos sinceros, sensatos y elocuentes... Los estadounidenses tendrán un país muy joven con apenas una historia moderna (de algo más de quinientos años) a sus espaldas, pero supieron adoptar su personalidad y su carisma en los paisajes, tan ricos y tan diversos a lo largo y ancho de todo el continente americano, ese maravilloso entorno que les rodea y al que ligan dicha historia moderna y su personalidad.

Futuros nombres (de unas futuras hijas)

Hace tiempo (muchísimo tiempo; meses, años, siglos, evos... Quién sabe) escuché la canción To Sheila (Smashing pumpkins) y pensé que si tuviera una hija le pondría ese nombre para que cuando creciera, le pudiera poner "su" canción y pudiera contarle el por qué de su nombre... Me pareció una idea bonita y original.

A raíz de este maravilloso suceso, pensé... ¿Y si tuviera más hijas/hijos? A ellos también tendría que ponerles unos nombres con "historia", nombres de canciones.

Es, justo aquí, cuando comencé una lista de posibles nombres para mis hijas. Decidí hacerla sólo de nombres para chicas porque no encontré muchas canciones con nombres de chicos. Seguramente a éstos, les pondré nombres de personajes de películas (Je. A veces me doy miedo). Al terminar dicha lista, llegué a pensar, muy seriamente, tener un total de veinticinco hijas. Con dos cojones.

Sin orden de prioridad ni alfabético (¿para qué? Si voy a utilizar todos los nombres sea como sea. xD):

Irene (prefiero la versión que hace Kelly Joe Phelps, mil veces más bonita, pero no la encuentro en youtube)
Sheila
Carolina
Ana
Sheena
Alicia
Lola
Ángela
Beth

La lista en su día fue más grande, sí, lo sé.. Lo estábais pensando.. VEINTICINCO... Pero no veo yo eso de tener 25 hijas... Nueve está bien. Juas.

viernes, 25 de abril de 2008

Tindersticks

Un artículo para los melancólicos. Para los solitarios de alma, de actitud. Para todos ellos, que toman copa de coñac mientras fuman una buena pipa a los pies de una reconfortante chimenea. Aquí os dejo este peculiar grupo británico (con una currada y divertidísima web), y lo hago, entre otras cosas, por la peculiar y sensual voz de su cantante, Stuart Ashton Staples, comparado con los más clásicos crooners y el verdadero corazón de la banda. Y para que disfrutéis de buena música mientras charláis con las virutas de vuestro particular e íntimo fuego.

Este grupo, surgido en el año 1991, recorre distintos tipos de música consiguiendo una sutil mezcla entre jazz, big band, pop y sobre todo retazos indies, llegando a coquetear, en sus últimos trabajos, con el soul y el folk. Aunque lo que de verdad destaca en el grupo, y lo digo una vez más, es esa voz medio desgarrada, medio oculta de Staples, son también sus melodías las que no tienen desperdicio alguno, y ejemplo de ello son sus temas Until The Morning Comes, City Sickness, The Flicker Of A Little Girl, My Autumns don't come o del que pongo el vídeo aquí, Dying Slowly:



Suenan bien, rollito tranqui y melancólico (en general) y este año tocan en el Primavera Sound (presentando su último trabajo realizado en un estudio improvisado al sur de París), por si a alguien le interesa....

martes, 22 de abril de 2008

Corazón de cristal

Pues... Resulta que... Ayer, al publicar el artículo de la trilogía qatsi, recordé una escena en la primera entrega, Koyaanisqatsi, una de las que más me impactaron; un mar inmenso de nubes, cotejos de nubes filmados a cámara rápida, y recordé que ya alguien hizo eso antes... El gran Werner Herzog en su obra más personal y extraña, Corazón de cristal.

La película nos sitúa en algún momento del siglo XVIII, en algún pueblo bávaro perdido entre las montañas, que se sustenta gracias al comercio del cristal de rubí trabajado. Cuando muere el responsable de la fábrica de cristal, se lleva a la tumba el secreto de cómo trabajar dicho material, llevando al pueblo a un estado de shock colectivo, con un temor a un cambio no deseado, vinculado también, con el peligro que la modernización social ejerce sobre el trabajo rural o artesanal. El sucesor de la fábrica tampoco conoce el secreto, por lo que decide preguntar a Hias, un pastor que a la vez es un profeta visionario que vive a las afueras del pueblo, si puede descubrir o profetizar el secreto para trabajar el cristal de rubí. En cambio, lo que predice el pastor Hias es un futuro apocalíptico, que no es más que el comienzo de la era industrial.

El director de esta obra tan romántica y misteriosa, realizó anteriormente películas tan importantes como Aguirre, la cólera de dios o El enigma de Gaspar Hauser. Corazón de cristal fue un paréntesis en su dilatada filmografía como director, fue un antes y un después, un anticipo de su peculiar estilo y visión del cine. Bien es cierto que esta película forma parte de su primera etapa como realizador, pero quizá sea la obra más emblemática, experimental y personal de su trayectoria, aun formando parte de su ya nombrada primera etapa. Después de Corazón de cristal dirigió una película por muchos conocidos como una película maldita, ya que se ceunta que Ian Curtis, cantante y líder de Joy Division, se suicidó la noche que vio Stroszek. El argumento trata de un músico alemán que decide irse a USA persiguiendo el sueño americano y dándose de bruces con todas sus ilusiones al llegar allí. Curiosamente, Curtis debía comenzar su primera gira por USA al día siguiente de ver esta obra de Herzog, pero su inexplicable suicidio la truncó.

Después de Stroszek, película directamente posterior a Corazón de cristal y la más social de toda su trayectoria como director, debo remarcar sus dos grandes obras y las que, de alguna manera, le dieron prestigio y popularidad. Éstas fueron Fritzcarraldo (ganadora del premio a mejor director en el festival de Cannes) y Grizzly Man (premiada en el festival de cine independiente Sundance). Su último trabajo ha sido Rescue Dawn, una película de acción ambientada en la guerra de Vietnam y protagonizada por el gran actor Christian Bale.

Uno de los más importantes rasgos a destacar de Herzog, es su uso de imágenes puestas como un documental dentro del propio film (utilizando dicho recurso en gran parte de sus trabajos) y su imponente mundo que nos muestra a partir de una simbología personalísima y en ocasiones transgresora, como es el caso de Stroszek.

Aquí os dejo un vídeo de Corazón de cristal donde podemos apreciar la escena de la que hablo.



Me gustaría añadir, como curiosidad, el hecho de que todos los actores trabajaron en la película bajo un estado de semi-hipnosis excepto el protagonista. Ah! Y que la banda sonora corre a cuenta de Popol Vuh, grupo fetiche en la filmografía de Herzog.

lunes, 21 de abril de 2008

Trilogía Qatsi

La trilogía qatsi (que significa “vida” en el idioma hopi) es una película de género documental pero sin voz en off ni presentadores ni actores. El director tenía clara las tres ideas principales que serían la base de dicha trilogía y del documental en general. La primera de ellas era crear un cine sensual, diferente. La segunda es que pretendía atraer a un público en busca de cine no narrativo, ofreciendo ideas atractivas y no pretenciosas (aunque en algunos momentos pueda pecar de efectista). La tercera y última es su compromiso con el mensaje que hay en el fondo de la trilogía: naturaleza y cultura han perdido su propio equilibrio en la era moderna, y pueden empezar a dar vueltas sin control si la humanidad no despierta a los peligros que genera su desmedido orgullo tecnológico.

A lo largo de toda la trilogía nos muestra un paso por la naturaleza, con esa paz de las inmensidades y el orden natural que podemos encontrar en dichos paisajes. Después cambia esas imágenes para pasar a la gran urbe usando de nexo ejemplos como el lanzamiento de un cohete al espacio o religiones o elementos naturales como agua, sol, etc. Dependiendo de qué entorno nos muestre la película, ya sea la ciudad, o el campo, nos muestra el paso inminente y dramático de la naturaleza a su propia destrucción de la mano del hombre. La crítica en este aspecto es el principal objetivo del director.



El director de dicha trilogía nació en 1940. Trabajó algo más de cinco años (1975-1983) para realizar su primera entrega sabiendo desde un principio que lo que quería grabar era una trilogía, estrenando su última entrega en 2002. Una de las particularidades del film (en la que no se escucha ni una sola palabra) puede deberse a que su director, Godfrey Regio, vivió 14 años en silencio y plegaria cuando estudiaba para ser monje y a lo que se dedicó gran parte de su vida antes de filmar esta trilogía, en la que también ha invertido más de dos décadas. De esa forma tan personal y particular de vivir su vida, consigue transmitir en sus películas cierto ambiente envolvente por el que puedes sentirte mucho más implicado o absorbido con sus imágenes.



Estamos en un mundo rodeado de edificios enormes, donde la gente corre y tiene prisa por todo. Un mundo en el que la belleza visual se centra en el culto al cuerpo y lo que nos preocupa es comer la mejor comida, beber la mejor bebida y vestir los mejores trajes. Godfrey nos avisa de lo que está ocurriendo de una manera más que poética. Nos sumerge en un mundo de imágenes infinitas, a veces ralentizadas, otras aceleradas, creando dinamismo e impacto en el espectador. Quizá busque con eso despertar ciertas inquietudes que él tuvo en su época de monje. Ciertas inquietudes que probablemente tras una vida ascética le ocasionaron una visión del mundo excesivamente tecnologizado que olvida el cuidado de la naturaleza no sólo como factor geográfico, sino como fuente de paz y lucidez para el hombre. Esto tiene su traducción en las imágenes de la película puesto que la naturaleza aparece reflejada de una forma armónica en contraposición de la aceleración en el ritmo fílmico que se muestra en las escenas de la ciudad y su “ritmo cardíaco”. Casi parece querernos dar entender que el mundo está autodestruyéndose puesto que, aún insistiendo en que nos fijemos en sus espacios naturales y disfrutemos de él, compartiendo sus bellezas y su paz eterna, se va a pique gracias (o por desgracia) al ser humano. El director de esta trilogía nos da una de cal y otra de arena con este planteamiento que se presenta como fundamental a lo largo de la película. Nos muestra de forma sutil (y a veces algo efectista gracias al compositor Philip Glass), los caminos que la sociedad va tomando, esa sociedad de la que somos partícipes y que tan poco se preocupa del entorno en el que vive. Como ya he dicho, todo esto queda enmarcado por una música que acompaña este mensaje y que facilita la comunión con él.

A raíz de todas estas sugerencias me inquieta la sensación de que sea imposible escapar de la sociedad en la que vivimos.

Sin duda alguna, la primera de las tres partes es la más emocionante y bonita. Todo un mosaico de poder por parte de la madre naturaleza ante el intento de “colonización” del hombre, su trepidante ritmo de vida y su amada tecnología.



Todos los vídeos forman parte de la primera entrega de la trilogía Qatsi.

martes, 15 de abril de 2008

Las viejas películas (no tan viejas).

En los últimos años, uno se pregunta con demasiada frecuencia, por qué el cine (al menos el hollywoodiense) está tan escaso de argumentos e ideas originales. Ellos deben hacerse la misma pregunta y mientras tanto nos colocan, de manera despreocupada, remakes de clásicos y a veces no tan clásicos. De todos es sabido que los remakes han tenido siempre una fuerte carga económica a la hora de realizarlos, y más aún si se hace de una película famosa o que en su día recaudara una buena caja, pero debido a que dichos trabajos pocas veces superan al original, los verdaderamente perjudicados, nosotros los espectadores, nos tragamos versiones infumables o de muy baja calidad (y no de imagen precisamente), como es el caso de La guerra de los mundos, de Steven Spielberg. La versión, por mucho rey Midas que sea el tío Stevie, no supera (ni siquiera iguala) a la original. Pero, por desgracia, no es el único caso negativo.

A veces se hacen versiones de películas que no merecen ser versionadas, sea el caso de La huella, de Kenneth Branagh (¡con lo bien que estaba Michael Caine en la original dirigida por Mankiewicz de 1972!), Las colinas tienen ojos, de Alexandra Aja (Wes Craven hizo esta pequeña joya a finales de los ’70), Carretera al infierno, de Dave Meyers (en la que no se aporta nada nuevo ni mejorable a la ya realizada por Robert Harmon) y un sinfín de títulos más.

Como decía al principio, los remakes siempre se han hecho de clásicos y no tan clásicos, pero más bien lo primero. Esto era así (más o menos) hasta hace poco tiempo, porque ya se hacen versiones de películas que no se llevan ni cinco años con la original, véase el caso de la versión estadounidense de la respetable comedia italiana L'ultimo bacio (El último beso, realizada por el director italiano Gabrielle Mucino en 2001) protagonizada por Zach Braff, al que ya vimos dirigiendo y también protagonizando Algo en común.

Otros remakes que están por venir, como es el caso de The Warriors, dirigida por Tony Scott, prometen ser buenas adaptaciones, incluso algo mejoradas como ocurre con la versión de El amanecer de los muertos, dirigida por Zack Snyder, en la que añade elementos mucho más que interesantes a la original de George A. Romero.

Qué decir tiene la pasada por las salas, ni con pena ni sin gloria, Poseidón de Wolfgang Petersen o el malogrado remake La máquina del tiempo, de Simon Wells (del que no se ha vuelto a saber nada).

Luego hay remakes que también pueden ser una especie o intento de homenaje, que es básicamente lo que hace Tarantino con sus películas. Él, dicho literalmente con sus palabras, dijo en su día que “los genios no hacen homenajes, los genios roban”, y no hay más que irse a cualquiera de sus películas para ver las “influencias” que tiene de otros films, es como si hiciera pequeños remakes dentro de una misma película. Podemos ir desde su primera obra, Reservoir dogs, en la que cogió prestado los nombres de los personajes (Señor Rojo, Señor Gris, etc.) de los secuestradores del metro de Pelham 1, 2, 3 (1974) y el argumento de la película de Hong Kong City on fire (1987). Esta especie de multiremake, no sería el único en la trayectoria de Tarantino; Pulp Fiction estuvo empapada por El código del Hampa, que a su vez era otro remake de la película en la que debutó Burt Lancaster, Forajidos. Y en una de sus últimas producciones, Kill Bill vol. 1, no iba a ser menos… Las influencias, o “pequeños multiremakes”, quedan palpables al haber visto La novia vestía de negro (Françoise Truffaut) o la trayectoria cinematográfica de Sergio Leone, Bruce Lee, etc.

En fin, Tarantino es Tarantino y aún haciendo estos multiremakes dentro de una misma película, hay que hacerlo con estilo y personalidad, algo que a él se le da muy bien.

El mundo de las versiones cinematográficas, de los “rehaceres”, toma los caminos más inescrutables que los dioses de Hollywood se empeñan en trazar. Quizá sea por falta de ideas, quizá sea por falta de argumentos o quizá sea una mera cuestión económica la que hace que viejas (y no tan viejas) películas vuelvan a resurgir del lugar privilegiado en el que se encuentran de nuestra retina. A veces de forma positiva, y otras veces, maldiciendo los remakes.

lunes, 14 de abril de 2008

Instrucciones para blindar un corazón

Combatir a la muerte en todos los frentes
y sobre todo
en el campo de batalla de tu piel,
allí donde los vencedores no usan palabras.
Hemos compartido
manos, viernes
y el lentísimo latigazo de vernos
frente a frente,
irreconocibles en la desnudez,
con los dientes como espejos reflejando la fiebre
de existir en los días.

Comenzamos la guerra sabiéndola perdida,
sabiendo que tarde o temprano
seríamos suburbios bajo el vendaval.

Como lo somos hoy.

José María Parreño.

jueves, 10 de abril de 2008

Stop motion

El stop-motion, maravilloso recurso el cual adoro y me fascina, es el centro de mi nuevo (y esperadísimo, lo sé... xD) artículo. Una manera de empezar hablando del stop-motion sería poniendo la definición o las primeras incursiones en el cine de dicho recurso. Lo primero me lo ahorro poniéndoos el link directo a la maravillosa wikipedia (no es cuestión de vaguería, es cuestión de despertar vuestras inquietudes.. Muajajaja.. Ejem..) y lo segundo podría saltármelo hasta el verdadero rey de dicho recurso, que es justamente lo que voy a hacer, pero no sin antes dejar muestras de pequeñas joyas que han hecho historia.

El stop-motion ha sido utilizado en miles de películas donde salen monstruitos en plan godzilla, King Kong o películas de serie B y, muy utilizado décadas después, para el cine infantil: véase los ejemplos de wikipedia; Chicken run (divertida parodia de La gran evasión), Pesadilla antes de Navidad, el maravilloso cortometraje de Vincent (os lo pongo íntegro, y merece la pena verlo entero con esa grandiosa voz de Vincent Price. En VO y doblado) o la multipremiada Wallace and Gromit. Pero si nos centramos en el cine con humanos, tenemos un antes y un después con Jasón y los Argonautas (con canción del famoso grupo Apocalyptica). He de recordar, en este punto, el pequeño homenaje que hace Sam Reimi a esta película con la escena de la batalla entre esqueletos y nuestro amigo Ash en la tercera entrega de Evil Dead (he puesto esta escena porque es la única en la que se ve a los esqueletos, pero está doblada como si fuera la película 300...). Una de las últimas películas rodada en stop motion ha sido La novia cadáver, de Tim Burton.

Pero de quien yo quería hablar desde un principio, era del maestro del stop-motion, del obseso con el stop-motion y del enfermo del stop-motion, Jan Svankmajer.

Aquí os dejo algunas de sus obras maestras. Espero que las disfrutéis (paso de hablar sobre él, llevo un porrón de tiempo para escribir este artículo y quiero irme a la cama ya, no sin antes tomar mi copa de coñac. Je. Ahí os he dejado el link a wikipedia y aquí debajo algunos de sus mejores vídeos):

Am! Sólo una cosa!!! Creo que este pedazo de artista ha hecho pocos largometrajes, pero un sinfín de cortos.

Dimensiones del diálogo
Oscuridad, luz, oscuridad
Escena de su película más famosa (interpretación oscura de Alicia en el país de las maravillas), Alice.
Y mi favorito, una historia de amor con final trágico, Meat Love.

Hizo un videoclip en stop-motion para un cantante, pero ni recuerdo el nombre de la canción ni del cantante. Y no. No era el Sledgehammer de Peter Gabriel.

Como siempre, un servidor, triste y melancólico solitario borracho, os abre una ventana por la cual vosotros, solos y abandonados, deberéis registrar las entrañas de la casa. Si gustan, claro...


domingo, 6 de abril de 2008

Frijolero

De la mano de los principales responsables del trabajo en rotoscopio (o rotoscoping, en idioma gringo) de los films de Linklater, The scanner darkly (con canción incluida de Placebo) y Waking Life, nos llega este videoclip de Molotov en contra del racismo recibido por parte de los americanos a los "espalda mojada" y en contra de las guerras en las que se mete nuestro amigo Bush.

Por cierto, hablando de Molotov, es necesario recordar su disco de versiones en el que voy a destacar una canción, Perro Negro, versión de otras dos canciones, El perro negro y callejero de El Tri y La Grange de los imperecederos (y responsables de recordar esta versión) ZZ Top.

Tengo un amigo que dice que los ZZ Top ya no son los del principio. Son unos mendas igual de gordos que ellos, con barbas postizas y gafas de sol... Y es que en el fondo, es un disfraz muy bueno para pillar dobles si no quieres tocar un día... De hecho, yo hice una gira por Europa hace unos años como ZZ Top y nadie se dio cuenta del cambiazo.

sábado, 5 de abril de 2008

El fin de semana

Seguramente, los fines de semana no escriba mucho porque no tendré tiempo... Entre la prostitución, las borracheras, las drogas duras, la búsqueda infinita del choropoint, el rock, el sexo, las contiendas, el tráfico de armas y un largo etcétera, el tiempo para mí no existe desde el viernes por la noche hasta el lunes por la mañana... Pero, entre esos pocos fines de semana que escribiré en mi maravilloso e interesantísimo blog, se encuentra éste, que nos dicen que es 5-4-2008. Yo no me lo creo mucho, pero es bonito pensar que todos vivimos un mismo día, ¿no? Así, cuando la churry te bese por primera vez, ella recordará esa fecha y tú tendrás que recordarla el resto de la relación. Bonito. Sin duda.

Pero al grano, este fin de semana escribo sólo para dar las razones del nuevo nombre de mi blog.

Espero que os guste.

jueves, 3 de abril de 2008

La otra cara televisiva (española) de los años 80

A ver, que uno ya está harto de mails asquerosos en cadena donde se empeñan en decirte lo maravillosa que era la década de los 80 (y principios de los 90), con su dragon ball, que si las mamachicho, que si caballeros del zodiaco, que si Naranjito, que si Bola de cristal, Coche fantástico, Verano Azul, Steve Urquel y blablablaaa...

Yo reivindico unos años 80 mucho más frikis, mucho más oscuros, mucho más extraños... ¿Dónde estará esa maravillosa serie protagonizada por el gran Paco Rabal, Juncal? ¿Y qué me dicen de Curro Jiménez (finales de los 70)? La serie La fuga de Logan tuvo su aquel (pero también era de finales de los 70) y como nos recordaba Kasker hace poco en su blog, Cuentos asombrosos tenía ese halo mágico y entrañable de los 80 que yo tanto amaba... Aquí os dejo la promo de la serie emitida por la NBC, donde los seguidores reconocerán muchas de las escenas...

Uno ya está cansado de esos mails típicos con cosas típicas de los típicos años 80... Y esa década dio para más que El Equipo A, y si no, sólo nos hace falta usar la memoria para seguir recordando series entrañables como Cheers (¡menuda cabecera! Con esos dibujos y esa cancioncilla tan pegadiza...), El gran héroe americano, La dimensión desconocida (que se estrenó en España en esta década aunque fuera una serie de los 60, con una clara imitación en la cabecera por parte de la otra serie de los 90, Más allá del límite) V (con Michael Ironside y Robert Englund, ¡agüíta!), McGyver, El cuentacuentos (bendito Jim Henson), Nuevos policías, con un jovencísimo Johnny Depp, Canción triste de Hill Street, Corrupción en Miami (un clasicazo totalmente olvidado en esos mails...), Benny Hill, que se emitió en España en los 80, Enano Rojo, la entrañable Primos Lejanos o Alf... Y no quiero hablar ya de películas (o dibujos animados), porque quería centrarme en esa otra televisión que al menos servidor veía aparte de las ya mencionadas Coche fantástico, Campeones, etc., que también molaban, cómo no, pero sin olvidarnos de esa otra cara de la moneda (seguro que vosotros tenéis alguna serie por ahí escondida en lo más profundo de la mente)...

Algún día hablaré del cine de los 80. El maravilloso cine de los 80.

miércoles, 2 de abril de 2008

Algo de cine, algo de literatura, algo de música... Intentemos ligarlo todo en uno

Me ha recordado mi compañero Kasker, ese gran actor que es Jude Law y las grandes películas que tiene, a la par que raras en ciertas ocasiones, dato que, personalmente, me atrae mucho. Entre sus mejores papeles destacan, en mi humilde opinión, el que interpreta en el remake de Alfie, donde borda su personaje y casi supera al veterano Michael Caine (¡qué leches! Para mi gusto, lo hacer mejor Law que Caine), El talento de Mr. Ripley (otro remake llevado esta vez de la mano de Minghella [¿Miñela? ¿Minguela? ¿Miñella?.. xP] con la que ganó una merecida nominación al Oscar) , Cold Mountain y Enemigo a las puertas, con la excepción de Breaking & Entering, de la cual no puedo opinar porque no he visto pero tengo muchas ganas...

Aquí os dejo un link en el que podréis ver escenas de películas y fotos (con la canción Hey, Jude de los Beatles de fondo, menudo guiño del creador del vídeo, ¿eh? Se ha estrujado el cerebro... xD) de uno de los hombres del año según la revista GQ de 2004, junto a Tom Cruise, anclado en una especie de pesada crisálida, y el mejicano Gael García Bernal, en pleno apogeo pre-fílmico, tanto detrás de las cámaras con Déficit, como delante de ellas con Pedro Páramo, versión de la homónima novela del mejicano Juan Rulfo y El pasado, también una versión cinematográfica de otra novela escrita por el argentino Alan Pauls, muy amigo, sea dicho de paso, del también escritor Ricardo Piglia, el cual debo deciros que estará en Madrid para unas conferencias en la Casa de América. Aquí os dejo el programa.

Tanto Pauls como Piglia, son escritores respetados, muy reconocidos (y críticos de cine, aunque Pauls mucho más sumergido en el mundo del celuloide) y personas bastante lúcidas. Ha sido un honor porder escucharles en el festival VivAmérica que se hizo hace menos de un año, aquí en Madrid.

Juan Rulfo es un escritor aparte, una especie de Bartleby, un mago de las letras...

Am! Se me olvidaba.. Algo de música... xD

¿Saben, queridos lectores, quién viene dentro de dos semanas a Madrid? Debo decirles que, si no tienen nada apuntado en la agenda para el jueves 14 de Abril, sepan que podrán ver guitarras envueltas en llamas, botellas de cervezas creando sonidos espectaculares, voces rasgadas que parecen traídas del mismísimo desierto de Sonora.. No.. No es un mago.. Es el incombustible Eric Sardinas, del cual dije algo en mi anterior entrada.

¿Saben quién irá seguro? xD

martes, 1 de abril de 2008

Blues is the Way

Blues is the Way; bien podría ser ese el nombre de mi blog, que aún está por definirse, ya que Evos de soledad es demasiado rimbombante, pijo y pomposo. Pero hablemos de blues...


Estaba tranquilamente escuchando un recopilatorio con lo mejor de Little Richard (el verdadero padre del rock, aunque les pese a megalómanos de Elvis), y me imaginaba el recorrido del Blues y el paso de éste al Rock. Sobra decir, que el origen de este estilo musical tan solitario, melancólico y triste a la vez que bello y tremendamente hipnotizante, nace de las manos africanas esclavas en América, hacia finales del siglo XIX, con las primeras grabaciones a comienzos de la década de los años '20 del siguiente siglo.

Uno de los más enigmáticos bluesman y padre (entre otros) de este sutil estilo, fue Robert Johnson, del que se cuenta que vendió su alma al diablo en una encrucijada de caminos (¿tomarían de esta leyenda el título de la película Crossroads, protagonizada por Ralph Macchio? Sí, las escenas de riesgo las realizó el virtuoso Steve Vai, aunque perdiera el duelo final), a medianoche, para ser el mejor con la guitarra. No se conoce ningún vínculo que uniera a Johnson con la magia negra, pero bien es cierto que pasó de ser un músico mediocre a un auténtico artista de la noche a la mañana. Es él, el protagonista del cómic BLUESMAN, y de dicho cómic, forma parte la imagen de cabecera en este blog, que era más o menos hasta donde quería llegar (una explicación y origen de la imagen que preside mi bitácora).

Si habéis llegado hasta este párrafo supongo que querréis saber un poco más de "iconos bluesman" o un poco más de historia sobre dicho estilo musical.

Chicos, Blues is the Way... Sólo debéis empezar y no os cansaréis jamás de recorrer este camino que une al mismísimo Robert Johnson con uno de los últimos bluesman más macarra que pisa los escenarios actualmente, Eric Sardinas, pasando por el mítico y emblemático Stevie Ray Vaughan (¿ha habido algún otro guitarrista, aparte de éste, que le hiciera el amor a su guitarra de una manera tan romántica?).

Siempre hay una primera vez

Y es por eso que la historia se repite. Quiero decir, la historia universal, porque la vida es cíclica.

Espero realizar un blog, como mínimo, entretenido. Si luego es interesante, culto, inteligente, estúpido, necio, insípido, incompleto, completo, blablabla, es lo de menos. Al menos por ahora....

Mi objetivo es, básicamente, escribir y disfrutar con los que me lean, de la literatura, del cine, de la música y, por qué no, de ápices y retazos de la vida de un servidor. Por supuesto, aderezados de literatura, cine y música.

Espero disfrutar mucho y sólo me queda daros la bienvenida..

Bienvenido a aquel/aquella que pierda el tiempo en este blog.