miércoles, 25 de junio de 2008

Quién te has creído que eres, ¿un trovador?

Cerca del chiringuito de mi broder, El Cuchitril (no confundir con el Cuchitril de Joe), a pie de playa, y mientras corría por la orilla del mar, me crucé con Villoro que me gritó, justo al ponerse a mi lado y corriendo con mi mismo ritmo, ¡NADIE LO DIJO!

Yo me asusté, claro. No lo comprendí. Gracias que mi broder conocía el cuchitril de Villoro, en el que tocaban todos los días The rhythm kings y donde sueltan chistes fáciles sobre Mike Jagger, pero justo esa noche, sonaba de fondo y en directo, La Orquesta de Satán.

Mi broder pidió algo en la barra. Se lo bebió y rompió el recipiente en la cabeza del barman, que en un principio parecía ciego (resultó ser tuerto).

En una esquina, oscura y húmeda, llena de humo de cigarrillos liados con tabaco rubio y papel transparente que no era celulosa, se encontraba Villoro rodeado por montañas de libros. Él leía la interesante (pero en mi opinión, fallida) novela Mercado de espejismos, de Felipe Benítez Reyes. Levantó los ojos, con las pupilas dilatadas y perdidas en laberintos que sólo él pudo descubrir, y al vernos salió corriendo.

Broder y yo salimos tras él por la puerta trasera del lúgubre bar. Nos separamos para que tuviera menos opciones de escapar. La duda crecía en mi interior sin poder saciarla, sin poder matarla ni rematarla con una respuesta convincente, una respuesta que diera sentido a esa frase lapidaria que tanto retumbaba entre mis sienes.

Broder se perdió en una cancha de baloncesto apostando pasta en un tres contra tres. Yo acabé entrando en un cine, también por la puerta trasera, justo por donde creí ver a Villoro.

Poca gente en la sala, oscura, tenue, con 3 ó 4 cabezas reaprtidas entre las butacas carcomidas por el paso aletargado del tiempo y del aceite correoso de palomitas sin sabor. En la pantalla, una escena de una película antigua; dos mujeres en una cocina, donde lo menos importante es cocinar.

Una sombra detrás de la pantalla, corriendo, buscando o mirando a ambos lados recorre el túnel audazmente. Mis piernas responden a un estímulo impropio de mi personalidad más extrínseca. Salen corriendo, con todo mi cuerpo detrás, hacia la sombra. Mi cabeza siente un golpe seco. Mis oídos tratan de grabar en dicho cerebro una frase que escuchan de una voz familiar... ¡NADIE DIJO QUE LO FUERA!

Un pasillo, ahora enfrente de mí, me brinda las oportunidades que jamás tuve. Puertas sin pomos. Pomos en el suelo. Rojos. Azules. Negros. Y muertos que los sujetan, cadáveres descompuestos que sus rostros gritan que les elija. No tienen boca. Villoro ríe descontroladamente, de forma omnipresente, como si fuera un loco cuerdo que piensa que ha ganado la batalla. La muchacha que veo al fondo de dicho pasillo sujeta cuerdas que se unen a los ojos vidriosos de los cadáveres. Se deja caer en una bañera llena de batido sabor fresa. Tira con fuerza de las cuerdas, que hacen levantarse a los cuerpos inertes conviritiéndolos en zombies. Broder lanza una pelota de basket.

Sé que debo elegir. Sé que no es fácil. Pero nadie dijo que lo fuera.

La escena comienza a ser negra y líquida.

Cualquiera es capaz de morir.

lunes, 23 de junio de 2008

Uno de miusic

Hace tiempo, mucho tiempo, tuve el placer de ir a uno de los mejores conciertos que he ido en mi vida, uno de Mike Patton.

Me enteré que tocaba con su banda Fantomas gracias a mi broder (que ahora vive en un lugar con playa y se dedica a vender mojitos mientras escucha a Los Chunguitos), el cual me pilló la entrada para asistir a tan gran evento.

Mike Patton es un personaje sin igual, con la voz más portentosa e inclasificable que conozco, pudiendo cantar desde el jazz más auténtico hasta el avant garde metal más experimental (pasando por el grindcore más macarra). Lo que pasa es que él no se lo toma en serio, lo que le interesa es divertirse, disfrutar con lo que hace y pasarlo de puta madre mientras lo hace. Le importa dos cojones la fama (de hecho abandonó Faith No More cuando más seguidores empezaban a tener, casi lo mismo que les pasó a The Pixies o a un sinfín de bandas).

Es por ello, por lo de la voz tan polivalente, que pensé siempre que Captured! By robots fue una idea suya, por lo bizarro y lo surrealista del proyecto. Pero no. La vida es vilamatiana, aunque no siempre puede sobrepasar los límites de lo imposible, esto sólo ocurre en contadas ocasiones y, por supuesto, sólo le pasa a Vila-Matas.

Hay que tomarse con humor la vida. Mi cantante favorito, del cual estoy escribiendo en este artículo, siempre lo ha hecho y siempre se ha reído hasta de su sombra. Se ha burlado de los Red Hot porque el cantante dijo que le imitaba, se ha reído de Kravitz , de festivales, de su madre, de su padre, de su sombra, de su pelo, de whitney houston (a la que imita la voz perfectamente) y muchos más que han sufrido su indiferencia y humor, incluyendo incluso integrantes de sus distintas bandas.

Digo que hay que tomarse la vida con humor porque nunca se sabe cuándo cojones vas a morir. El día menos pensado, ¡ZAS! Y ya sé que es un topicazo de la leche, pero lo es porque también es una realidad de la leche; una ley universal.

Gran pensamiento filosófico, ¿eh?

En fin...

Por último, decir que a mí el furgol me la pela bastante... Me gusta ver algún partidito y si hay eurocopa o mundial, sigo los partidos de la selección. Hoy les vi ganar a Italia. Qué le voy a hacer si

Yo que soy más vasco, que el árbol del Guernica, cuando juega la selección... ¡No sé lo qué me pasa!

Agur, yogur.

Ah! Bueno... Por no perder la costumbre, citaré alguna peli, y qué mejor que nombrar la que protagonizó el propio Mike Patton interpretando dos papeles distintos. He aquí la película, mucho más que interesante y por supuesto, recomendable.

PD: ¿Alguien ha visto La concha y el reverendo de Antonin Artaud? ¿Recomendable?

jueves, 19 de junio de 2008

Idiocracia

Ayer vi una película bastante... Cómo decirlo... ¿Idiota? Su título; Idiocracia. Su director; el creador de Beavis and Butt-head (tanto la película como la serie de TV con la que pasé mi adolescencia).

Idiocracia tiene un comienzo más que interesante, enganchando al espectador con un planteamiento divertido e inverosímil, pero de alguna extraña manera, desde algún punto de vista extremo, podría llegar a ser cierto en una de esas posibilidades remotas. Con esto, no nos cuesta creernos, aunque sea muy poquito, la situación que se ve en el film (exagero, sí. Ejem). Lo malo es que a medida que la película avanza, pierde fuelle, excepto algunas escenas que son graciosas (sin más). Mala, muy mala, pero recomendable para aquellos freaks que quieran ver una peli con un argumento que daba juego a muchas más paridas y muchos más chistes. Recomendable también para fans de Beavis and Butthead, ya que encontrarán algún que otro guiño a la serie de dibujos.

Después de ver Idiocracia, abrí sin querer otra película en mi ordenador. Esta vez le tocó el turno a Nothing, del creador de Cube.

A ésta le pasa un poco lo mismo que a la primera, pierde fuelle a medida que avanza la película, dando la sensación de que Natali no supiera qué cojones hacer a los tres cuartos de hora de metraje, cosa que nos lleva, sin lugar a dudas, a una situación más surrealista que la trama en sí, que no consiste en más que ver cómo dos colgados se levantan un día rodeados de la más absoluta nada (o de un absoluto todo, según se mire o se comprenda).

No os creáis que la situación de encontrarse rodeados de la nada llevará a los protagonistas a tener conversaciones filosóficas o matemáticas o científicas en general. La película roza el esperpento (a partir del minuto 45 sobre todo) y busca un humor ácido sin quebraderos de cabeza.

Edad de siempre

Saltar. Levitar. Llegar a la pared. Agarrar con fuerza los ladrillos. Con zancadas, llegar a la ventana. Asomar la cabeza y ver, vislumbrar, sorprenderla. Compartir el último helado de limón que sacas de tu bolsillo que ya no pesa (porque ya no hay peso que cargar). Y sudando, temblando y con la sonrisa imberbe e inocente, pedir, de manera inconsciente y sin abrir la boca, una pupila milimétrica.

Esta noche estoy que me salgo. Me salgo de casilla. Me salgo por la derecha de mí. Por la izquierda, por arriba y por abajo. Me salgo y me vacío para llenarme de mí de nuevo y desde dentro, de todo y de todos. Es como si quisiera besarme desde las entrañas con los labios del mundo.

Ya ni me conozco, porque su acento me engaña, me esquiva, y las letras (29 símbolos malditos) con sus palabras (¿?) se apelmazan para decidir, solemnes, no salir. Si acaso, salir de afuera.

Y un reflejo cristalino engulle esas palabras (con sus letras, tan mías como tuyas, para después de saborearlas, vomitarlas.

Matarlas, sangrándolas, una a una, dolorosamente.)

martes, 17 de junio de 2008

En busca de un sillón Voltaire

Dentro de unos días (quien dice días, dice un par de semanas), el menda lerenda cruza el charco para ir a la tierra perdida de Martín Romaña. Espero encontrar un sillón Voltaire para traerlo a Espein (o los libros que cayeron gritando en medio del puerto).

Eeeeeem...

El otro día vi El incidente después de leer en blogs que era muy buena e imprescindible (incluso leía que era la obra más personal del director) o que era una auténtica bazofia sin ningún tipo de fundamento. Pues bien, después de encontarme con opiniones tan diversas y opuestas, he de decir que la película me pareció indiferente. Ni me gustó ni me disgustó. Un buen comienzo, un guión flojísimo (debido al argumento, ya que no se puede pedir más para una trama de este tipo, no esperemos conversaciones kafkianas ni kantianas ni hostias en vinagre en una peli postapocalíptica, apocalíptica o demás variaciones lípticas) y unos actores mediocres, porque ella podía haberse quedado en su casa.

Y bueno... La historia tan absurda de amor entre los protas me parece innecesaria para contar la idea principal de la peli. En fin, menos mal que no me gasté la pasta en este proyecto fallido de buenas intenciones e ideas...

Por cierto, un par de artículos más atrás hablé de Todo en un día, protagonizada por Maciu Broderick, y cuál fue mi sorpresa que, en una única escena de El incidente, aparece nuestro querido Alan Ruck. Me faltó un palmo para gritar Save Ferris!

xD

Cambiando de tema y ya que en mi último artículo hablé del mundo del cómic (muy superfluamente, lo sé, como siempre y con todo), me gustaría realizar una reseña de ese tebeo tan paseado (con demasiada pena y sin ninguna gloria) por bibliotecas, tiendas y demás lares...

Es pura esencia con la historia que cuenta dentro.

Me gustó muchísimo cuando, realizando un ensayo, cada uno pensaba que la banda tocaba la canción que individualmente estaban tocando, llegando a sonar tres, dos y hasta cinco canciones distintas a la vez. Por eso es la peor banda del mundo. O la mejor, según se mire.

También quiero hacer mención de ese extraño cómic que vi hace tiempo en una tienda y el cual estuve a punto de robar. No lo hice porque el misántropo que amaba a los filántropos apareció en mi mente y me dijo: NO! No lo hagas, solitario... Es políticamente incorrecto. Sólo has de robar libros de Bolaño (y a eso me dedico últimamente, a robar palabras del tito Roberto).

El cómic.

Y aprovecho al escribir sobre éste último tebeo para hacer un llamamiento a toda esa persona que admire o disfrute con Bukowski, ya que en centros comerciales que no voy a nombrar, se encuentra la película Factotum a muy buen precio. Siempre os queda pensar que la dirigió Bolaño y así le robáis las imágenes. Ya me encargo yo de sus letras.

viernes, 13 de junio de 2008

Federratas (dedicado a Fede y a Blas)

En mi anterior artículo decía que no me estaba gustando Amberes, de Roberto Bolaño. Cambio de opinión justo a partir de Soy mi propio hechizo. Ahora sí. Me está gustando.

Y ya que esta semana estoy que lo tiro publicando tantos artículos, escribiré un poquito más hoy, para seguir con la rutina.

Eeeeeeem... A veeeer....


Hace tiempo trabajé con la hija de Azpiri. Sí, ya sé lo que estáis pensando. Que digo esto como excusa para decir lo mucho que mola Azpiri y su Lorna (y sus carátulas de diquettes para PC's, y su Mot y su pim pam pum/blablabla). Pues sí. Es mi rollo, ¿vale? Y ella era maja. Rara, pero maja. Él, un frikazo. xD




miércoles, 11 de junio de 2008

Lenny

Qué maravilla de película. Qué maravilla de humorista. Qué maravilla de interpretación. Para qué decir más, ¿no?

Esas inolvidables veladas nocturnas debieron ser en la vida real mucho más que veladas. Eran reuniones donde el ácido más corrosivo se dejaba caer entre las piernas de los presentes y de los políticos. Su lenguaje obsceno y directo se hundía incluso en la llaga más pequeña de la sala.

Noches románticas. Mágicas. Sobre todo románticas.

Que por cierto... Yo iba a hablar únicamente de esta película, pero soy incapaz de centrarme en una sola cosa (porque, créanme, todo está conectado)... Al poner "noches mágicas" (lo de románticas era una imitación burda del humor de Lenny, lo sé) me he dicho.... Cáspitas (o recórcholis, como prefieran)! ¿Cuántas películas hay en las que el argumento transcurra en una sola noche? Ya... Ya sé que en esta película son varias noches y varias actuaciones de Lenny Bruce, pero... Me ha venido la idea. Sin más. Porque como dice Vila-Matas, la vida... Pues eso...

A ver... A bote pronto se me ocurren unos cuantas películas que se desarrollen en una única noche. Si saben de alguna más, este solitario estará encantado de leerles (porque en el fondo soy un virus social y sólo me interesa absorber información ajena).

Se me amontonan de golpe, como iba diciendo, la maravillosa e imprescindible película de Martin Scorsese ¡Jo, qué noche! (para quien no la haya visto, la canción que sale en esta escena es la auténtica). También The warriors (deseando estoy de que llegue el remake), Irreversible, La última noche, American Graffitti, Abierto hasta el amanecer o cualquier película teenager y/o/e/u ochentera de terror, que una vez las he nombrado, me apetece colocar esa joyita llamada Payasos asesinos del espacio exterior. Juas.

Sí... Hay miles, pero no estoy para romperme la cabeza y elaborar más este artículo. Lo que me interesa es que ustedes, queridos lectores, indaguen, descubran... Y luego me cuenten. xD

Por cierto, que acabo de pensar en la antítesis de noches mágicas en el cine... Hmmm... ¿Días mágicos? Je. Podíamos poner Todo en un día (¡save Ferris, for god! Y al hermano de Emilio Estévez! Jajajajaja) o El club de los cinco, ¿que no?

Al poner estas dos últimas películas, he caído en la cuenta de las pelis que han hecho los hermanitos Sheen, pero en especial el pequeño. Menudas peliculitas freaks que se ha marcado el colega. Un ejemplo inmejorable es Repo Man.


Nota personal (y para no olvidarme que tengo que acabarlo);

estoy leyendo Amberes, del maravilloso Bolaño. No me está gustando (a rasgos particulares). Y creo que es porque soy tonto. Sí.

Cerraré el libro, me serviré una buena copa de coñac y de fondo pondré un poco de buena música.

Necesito desconectar. Esta noche todo me parece injusto.

martes, 10 de junio de 2008

El cine como arte

Es complejo hablar de arte en el cine. Es complejo hablar de cánon y de lo que es bueno o es malo. Es, prácticamente imposible, discernir entre calidad y mala calidad, porque al fin y al cabo, a cada uno le hace tilín una película y a otro le hace tolón esa misma película. O un cuadro. O una canción.

Por ejemplo, yo no soporto Barry Lyndon. Muy buenos decorados. Muy buena fotografía. Excelente iluminación. Pero un coñazo en toda regla (lo siento, Stan. Espero que te descojones de mi opinión ahí desde el infierno con unas buenas birras y un churrasco a la piedra). Incluso, alguno me dirá que es un cuadro en movimiento. Ya. Claro. ESTO sí es un cuadro en movimiento.

Es difícil discernir porque... ¿Para qué se inventó el cine? ¿Para entretener o para lucir un arte espléndido y elaborado? Siempre me planteo la posibilidad de que los hermanos Lumière quisieran gastar una broma a la peña realizando la primera proyección, cobrando entrada, un maravilloso 28 de diciembre.

Jijijaja.

Después llegaron artistas como Warhol (un despropósito para algunos, un genio para otros) con el movimiento art-pop-art (o pop-corn) por por por bandera y sus incombustibles e infumables películas donde él era el actor, él era el director y él era el guionista. Aunque claro, en ninguna de las tres labores destacaba demasiado.

Así actúo.









Así dirijo.









Así escribo.










Y qué decir del impredecible Uwe Boll (¿que no os gustan mis pelis? Pues lo arreglamos en el ring)... A saber cómo dirige este hombre, pero eso sí, las fiestas que uno debe pegarse con él deben de ser la leche frita con jugo de arándanos. Y Baco pidiendo sitio.

Pero digo yo... Si el pavo sigue dirigiendo, será proque la gente gasta su dinero en ver sus películas, ¿no?

Todos tenemos nuestros directores fetiches; unos que nos gustan más que otros, unos que no aguantamos, otros a los que amamos...

¿Saben, queridos lectores, qué director me gusta mucho y que seguramente ustedes detesten?

Pues ese que, a mi entender, va adelantado a su tiempo, un director que con los años, se convertirá en un director de culto.

Ahora bien, creo que otro apartado a tener en cuenta, es el de las traducciones. Porque no es lo mismo ver una película que se llama Dellamorte, Dellamore a Mi novia es un zombie. ¡¡¡¡¡Por dios!!!!! Cuando traducen los títulos de las películas, ¿qué hacen exactamente? ¿Proponen unos cuantos títulos y después se lo juegan a los chinos?

Dellamorte, Dellamore es una película bizarra que pierde mucho (enganche) con la traducción en español. Algunos pensarán que esta película no es muy buena. Otros pensarán que es un clásico. Yo simplemente, opino que, como mínimo, es curiosa y va ganando puntos a medida avanza la película, llegando a ese final esperpéntico y un desenlace al más puro estilo Lynch (sí, David Lynch, querido misántropo, y salvando las distancias, por supuesto). ¿Será todo un sueño del hombre hospitalizado?

¿Será este artículo un mal sueño de un solitario?

Me voy a disfrutar de una buena copa de coñac. Quizá me ponga el final de Mi novio es un zombie. Perdón. Quise escribir "mi novia".