viernes, 12 de junio de 2009

Veinticuatro horas en la vida de una mujer

Bajo este título sobrevive una novela tensa, dramática, viva, perenne, sublime, brutal... No encuentro adjetivos elocuentes ni grandilocuentes para definir esta novela corta escrita por Stefan Zweig. El lenguaje que utiliza no es que sea para nada algo especial ni innovador como pudiera ser el utilizado o "inventado" por otros autores contemporáneos, pero es directo, no sobra ni una palabra, ni una coma, ni un personaje, ni una frase.... Hacía mucho tiempo que un libro no me enganchaba de la manera que me ha enganchado esta novelita corta (si no recuerdo mal, desde El corazón de las tinieblas hará lo menos 12 años), fascinándome y obsesionándome sin poder dejar de leer.

Zweig fue un escritor austríaco que saboreó la fama y el éxito con sus trabajos literarios, sobre todo en la década de 1930 a 1940, pero por alguna extraña razón, por alguna inquina y oculta maldición, desde su muerte sus obras fueron perdiendo valor y presencia, cosa que me sorprende porque es verdaderamente delicioso leer algún trabajo de este hombre; ahonda en los personajes hasta desmenuzarlos y convertirlos en seres humanos adelantados a su tiempo y a sus costumbres, los define lentamente y de manera casi fútil, como si apenas nos diéramos cuenta de lo que leemos y lo que "no leemos", en definitiva, realizando una construcción de personajes asombrosa y plena, llena de vida y de sentimientos, de contundente raciocinio y sutil lucidez. Recomiendo fervorosamente esta novela y sin duda alguna cualquiera de las obras de este magnífico escritor austríaco.

Como curiosidad, recordar que existen dos versiones cinematográficas de dicha novela; una protagonizada por la bellísima Ingrid Bergman y la otra, muchísimo más reciente, protagonizada por Agnès Jaoui.

Antes de publicar este post, he indagado un poquitín sobre este autor que desconocía por completo (y por desgracia) pero del cual ya había visto una adaptación en cine de una novela suya; Carta de una desconocida. La novela debe ser la hostia, porque el argumento mola y porque este tío construye unos personajes acojonantes (sobre todo desde el punto de vista psicológico), pero la peli no es muy recomendable... Allá ustedes. Me refiero a la adaptación china, porque acabo de descubrir que existe una versión anterior que no tiene mala pinta.

6 comentarios:

Irene Vilches dijo...

Habrá que leerlo... :)

Un solitario con pipa y copa de coñac dijo...

Y no desperdiciarás tu tiempo, te lo aseguro! ;)

Anónima dijo...

[...] "A ti, que nunca me has conocido". Estaba perplejo. ¿Iba aquello dirigido a él personalmente o a un ser imaginario? Con suma curiosidad reanudó la lectura:

"Mi hijo murió ayer. Durante tres días y tres noches estuve luchando con la muerte, tratando de salvar su frágil vida. Durante cuarenta horas consecutivas, mientras la fiebre abrasaba su pobre cuerpo, le velé al pie de su cama. Le puse compresas frías sobre la frente; día y noche, noche y día. Sostuve sus manitas inquietas. La tercera noche mis fuerzas se quebraron. Se me cerraron los ojos sin darme cuenta y debí de dormir tres o cuatro horas en aquella dura silla. Mientras tanto me lo arrebató la muerte. Y ahí yace mi pobre, mi querido pequeño, en su estrecha cama, tal como murió. Sólo sus ojos, sus inteligentes ojos oscuros, han sido cerrados; sus manos están cruzadas sobre el pecho, sobre su blanca camisa. Arden cuatro cirios, uno en cada esquina de la cama.

No me atrevo a mirarle, tengo miedo de moverme. Las llamas, al oscilar, hacen vagar sombras extrañas sobre su rostro y sus labios cerrados. Se diría que sus rasgos se animan y, por un momento, casi llego a imaginar que en realidad no está muerto, que va a despertar y a decirme con su clara voz algo adorablemente infantil.

Pero sé que está muerto; no quiero volver a mirarle, para no sentir, una vez más, esta loca esperanza y una vez más sufrir el desengaño. Mi hijo murió ayer, ahora lo sé. Ya no me queda en el mundo nadie más que tú; sólo tú, que no me conoces; tú, que vives alegre y despreocupadamente, jugando con los hombres y las cosas. Sólo tú que nunca me has conocido y a quien yo nunca he dejado de amar.

He encendido una quinta bujía y la he colocado en la mesa sobre la que te escribo. Lo hago porque no puedo continuar sola, junto a mi hijo muerto, sin abrir mi corazón a alguien; y ¿a quién debo hacerlo en esta hora horrible sino a ti, que has sido y sigues siendo todo para mí?

Quizá no sea capaz de expresarme con claridad. Quizá no seas tú capaz de comprenderme. Siento pesada la cabeza y me duele todo el cuerpo; debo de tener fiebre. La gripe epidémica está asolando este barrio y probablemente he sufrido el contagio. No lo sentiría si de ese modo pudiera unirme a mi pequeño. A veces se me oscurece la vista, y acaso no pueda acabar esta carta. Pero voy a intentarlo con todas mis fuerzas. Quiero, por esta primera y última vez, hablarte, amor mío, a ti que nunca me conociste."



Si te gustó Veinticuatro horas en la vida de una mujer, Carta de una desconocida, es mucho mejor...

Besos. Abrazos.

Un solitario con pipa y copa de coñac dijo...

Hola, Anónima! Tengo muchas ganas de leer esta novela, he leído ya unas cuantas de Zweig pero entre ellas no estaba su obra estrella, 'Carta de una desconocida'. Sin duda alguna, este autor austríaco se ha convertido en uno de mis escritores favoritos de manera solemne.

Muchas gracias por la cita..., ya me has hecho la boca agua!

-Herbert West- dijo...

"24 horas en la vida de una mujer" es una novela deliciosa, recuerdo que su lectura me pareció tan amena y tan fresca que la terminé en una noche. Ahora mismo estoy leyendo esta gran novela por segunda ocasión y tan pronto termine me sigo con "carta de una desconocida"

Un solitario con pipa y copa de coñac dijo...

Aún no he podido leerlo, y no creo que pueda hacerlo hasta las próximas e inminentes vacaciones navideñas, pero caerá, caerá... Y más aún después de ver tantas recomendaciones fervorosas.