martes, 10 de junio de 2008

El cine como arte

Es complejo hablar de arte en el cine. Es complejo hablar de cánon y de lo que es bueno o es malo. Es, prácticamente imposible, discernir entre calidad y mala calidad, porque al fin y al cabo, a cada uno le hace tilín una película y a otro le hace tolón esa misma película. O un cuadro. O una canción.

Por ejemplo, yo no soporto Barry Lyndon. Muy buenos decorados. Muy buena fotografía. Excelente iluminación. Pero un coñazo en toda regla (lo siento, Stan. Espero que te descojones de mi opinión ahí desde el infierno con unas buenas birras y un churrasco a la piedra). Incluso, alguno me dirá que es un cuadro en movimiento. Ya. Claro. ESTO sí es un cuadro en movimiento.

Es difícil discernir porque... ¿Para qué se inventó el cine? ¿Para entretener o para lucir un arte espléndido y elaborado? Siempre me planteo la posibilidad de que los hermanos Lumière quisieran gastar una broma a la peña realizando la primera proyección, cobrando entrada, un maravilloso 28 de diciembre.

Jijijaja.

Después llegaron artistas como Warhol (un despropósito para algunos, un genio para otros) con el movimiento art-pop-art (o pop-corn) por por por bandera y sus incombustibles e infumables películas donde él era el actor, él era el director y él era el guionista. Aunque claro, en ninguna de las tres labores destacaba demasiado.

Así actúo.









Así dirijo.









Así escribo.










Y qué decir del impredecible Uwe Boll (¿que no os gustan mis pelis? Pues lo arreglamos en el ring)... A saber cómo dirige este hombre, pero eso sí, las fiestas que uno debe pegarse con él deben de ser la leche frita con jugo de arándanos. Y Baco pidiendo sitio.

Pero digo yo... Si el pavo sigue dirigiendo, será proque la gente gasta su dinero en ver sus películas, ¿no?

Todos tenemos nuestros directores fetiches; unos que nos gustan más que otros, unos que no aguantamos, otros a los que amamos...

¿Saben, queridos lectores, qué director me gusta mucho y que seguramente ustedes detesten?

Pues ese que, a mi entender, va adelantado a su tiempo, un director que con los años, se convertirá en un director de culto.

Ahora bien, creo que otro apartado a tener en cuenta, es el de las traducciones. Porque no es lo mismo ver una película que se llama Dellamorte, Dellamore a Mi novia es un zombie. ¡¡¡¡¡Por dios!!!!! Cuando traducen los títulos de las películas, ¿qué hacen exactamente? ¿Proponen unos cuantos títulos y después se lo juegan a los chinos?

Dellamorte, Dellamore es una película bizarra que pierde mucho (enganche) con la traducción en español. Algunos pensarán que esta película no es muy buena. Otros pensarán que es un clásico. Yo simplemente, opino que, como mínimo, es curiosa y va ganando puntos a medida avanza la película, llegando a ese final esperpéntico y un desenlace al más puro estilo Lynch (sí, David Lynch, querido misántropo, y salvando las distancias, por supuesto). ¿Será todo un sueño del hombre hospitalizado?

¿Será este artículo un mal sueño de un solitario?

Me voy a disfrutar de una buena copa de coñac. Quizá me ponga el final de Mi novio es un zombie. Perdón. Quise escribir "mi novia".

4 comentarios:

Kraven dijo...

"Dellamorte dellamore" o "Cementery man" (en U.S.A), buena adaptación de Michel Soavi del fumetti de Tiziano Sclavi, macababro, violento, erótico y adictivo. Al igual que la película con esa impresionante Anna Falchi, que está para comérsela, seas o no un zombie.

Muy buen gusto, si señor

También de Soavi "Acuarius", simpático giallo que se desarrolla en el interior de un teatro.

Un solitario con pipa y copa de coñac dijo...

Oooooh!!! Menuda joyita es Acuarius!!! Me gustó mucho, sí señor...

Kraven dijo...

"Aquarius", así, con "q", ¡Va a ser verdad lo de la publicidad subliminal de la coca-cola!

Un solitario con pipa y copa de coñac dijo...

Jejeje! Lo puse como tú porque semos así y lo españolizamos todo. Otra cosa es traducir. Juas.