martes, 22 de abril de 2008

Corazón de cristal

Pues... Resulta que... Ayer, al publicar el artículo de la trilogía qatsi, recordé una escena en la primera entrega, Koyaanisqatsi, una de las que más me impactaron; un mar inmenso de nubes, cotejos de nubes filmados a cámara rápida, y recordé que ya alguien hizo eso antes... El gran Werner Herzog en su obra más personal y extraña, Corazón de cristal.

La película nos sitúa en algún momento del siglo XVIII, en algún pueblo bávaro perdido entre las montañas, que se sustenta gracias al comercio del cristal de rubí trabajado. Cuando muere el responsable de la fábrica de cristal, se lleva a la tumba el secreto de cómo trabajar dicho material, llevando al pueblo a un estado de shock colectivo, con un temor a un cambio no deseado, vinculado también, con el peligro que la modernización social ejerce sobre el trabajo rural o artesanal. El sucesor de la fábrica tampoco conoce el secreto, por lo que decide preguntar a Hias, un pastor que a la vez es un profeta visionario que vive a las afueras del pueblo, si puede descubrir o profetizar el secreto para trabajar el cristal de rubí. En cambio, lo que predice el pastor Hias es un futuro apocalíptico, que no es más que el comienzo de la era industrial.

El director de esta obra tan romántica y misteriosa, realizó anteriormente películas tan importantes como Aguirre, la cólera de dios o El enigma de Gaspar Hauser. Corazón de cristal fue un paréntesis en su dilatada filmografía como director, fue un antes y un después, un anticipo de su peculiar estilo y visión del cine. Bien es cierto que esta película forma parte de su primera etapa como realizador, pero quizá sea la obra más emblemática, experimental y personal de su trayectoria, aun formando parte de su ya nombrada primera etapa. Después de Corazón de cristal dirigió una película por muchos conocidos como una película maldita, ya que se ceunta que Ian Curtis, cantante y líder de Joy Division, se suicidó la noche que vio Stroszek. El argumento trata de un músico alemán que decide irse a USA persiguiendo el sueño americano y dándose de bruces con todas sus ilusiones al llegar allí. Curiosamente, Curtis debía comenzar su primera gira por USA al día siguiente de ver esta obra de Herzog, pero su inexplicable suicidio la truncó.

Después de Stroszek, película directamente posterior a Corazón de cristal y la más social de toda su trayectoria como director, debo remarcar sus dos grandes obras y las que, de alguna manera, le dieron prestigio y popularidad. Éstas fueron Fritzcarraldo (ganadora del premio a mejor director en el festival de Cannes) y Grizzly Man (premiada en el festival de cine independiente Sundance). Su último trabajo ha sido Rescue Dawn, una película de acción ambientada en la guerra de Vietnam y protagonizada por el gran actor Christian Bale.

Uno de los más importantes rasgos a destacar de Herzog, es su uso de imágenes puestas como un documental dentro del propio film (utilizando dicho recurso en gran parte de sus trabajos) y su imponente mundo que nos muestra a partir de una simbología personalísima y en ocasiones transgresora, como es el caso de Stroszek.

Aquí os dejo un vídeo de Corazón de cristal donde podemos apreciar la escena de la que hablo.



Me gustaría añadir, como curiosidad, el hecho de que todos los actores trabajaron en la película bajo un estado de semi-hipnosis excepto el protagonista. Ah! Y que la banda sonora corre a cuenta de Popol Vuh, grupo fetiche en la filmografía de Herzog.

1 comentario:

Kasker dijo...

Ni que decir tiene q amo a Werner Herzog, aunque no haya visto aún ni "Stroszek" ni "Corazón de cristal". "Fitzcarraldo" es la oda de todo aquel sueño que peligrosamente se convierte en obsesión, capaz de llevar un barco navegando por una montaña.