Combatir a la muerte en todos los frentes
y sobre todo
en el campo de batalla de tu piel,
allí donde los vencedores no usan palabras.
Hemos compartido
manos, viernes
y el lentísimo latigazo de vernos
frente a frente,
irreconocibles en la desnudez,
con los dientes como espejos reflejando la fiebre
de existir en los días.
Comenzamos la guerra sabiéndola perdida,
sabiendo que tarde o temprano
seríamos suburbios bajo el vendaval.
Como lo somos hoy.
José María Parreño.
1 comentario:
Interesante
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